Desde el primer momento en que deslicé el Vibro Finger Hottest en mi dedo, supe que estaba a punto de vivir algo distinto. Es pequeño, casi imperceptible… hasta que lo enciendes. La vibración comenzó como un cosquilleo suave, justo en la yema del dedo, pero al llevarlo al clítoris, sentí una oleada de placer directa y concentrada.
Lo que más me sorprendió fue la facilidad con la que podía explorar mi cuerpo. No necesitaba posicionarme ni adaptarme al juguete… era como si mis propias manos se hubieran vuelto eléctricas. Lo usé lentamente, jugando con los ritmos, y cada caricia se volvió más intensa que la anterior.
Probé también en los pezones, en el cuello, incluso en la parte interna de los muslos. Todo se sentía amplificado. Y cuando mi pareja lo usó en mí, fue aún mejor. El control, el juego, la anticipación… todo se volvió más íntimo, más excitante.
El Vibro Finger Hottest me regaló un orgasmo rápido, poderoso y preciso. Pero más allá de eso, me dio una herramienta con la que puedo explorar mi cuerpo con delicadeza y poder al mismo tiempo.